domingo, 26 de abril de 2015

La aventura de leer

En la actualidad atribuyo mi gusto por leer de manera amplia, a las hojas de un libro de Gabriel García Márquez que me dejaron de tarea durante mi época universitaria: Crónica de una muerte anunciada. Muchos de mis compañeros de clase se recrearon por bastante tiempo con las novelas del escritor colombiano. A mí me parecía que su manera de dibujar los mundos fantásticos de sus personajes era algo grandioso, la precisión y la obsesión que deben acompañar a todo escritor de literatura o de periodismo, que fue finalmente la vertiente que yo tomé en mi carrera de Comunicación.
Sin embargo la aventura de leer comenzó mucho tiempo atrás.
Mi madre, sin ser maestra, me enseñó a leer y escribir desde los 5 años de edad. En algo me ayudó porque en tercer grado de primaria comencé a cosechar mis primeros reconocimientos académicos. En mi casa éramos cinco hermanos en total, y ninguno que yo recuerde tenía el hábito de la lectura, mucho menos mis padres. Sin embargo era en ese ambiente donde comencé a ver los libros como seres que deambulaban las casas con la permanente invitación a ser leídos.
Me llamaban la atención las revistas que alguno de mis tíos cercanos compraban, sin gran pretensión podría ser el Libro de Vaqueros, pero sobre todo la revista Samurai, del inglés John Barry que se adentraba en el Japón para convertirse en un guerrero y luchar por el amor de una mujer. A mí me compraban el comic de Los 4 fantásticos, aunque más que leerlo, lo que hacía era recortar las figuritas para armar mis propias historias.
Como ya mencioné en un post anterior, por mi casa deambulaban un par de libros, que de pronto aparecieron de la nada, era una Biblia pasta verde versión de los testigos de Jehová, que tenía una hojas muy delgadas casi transparentes; y otro denominado “El oro de los dioses” del autor Erich von Däniken. No creo haberlos leído pues yo no sobrepasaba los 12 años. Un par de años más tarde, leí algunas novelas juveniles que mi hermana la mayor llevaba. Se trataba de libros que estuvieron de moda en la juventud ochentera, con temas como la drogadicción, el embarazo adolescente, entre otros.
De ahí en fuera hubo un largo periodo de sequía, donde me enfoqué más a coleccionar revistas para jóvenes, durante la preparatoria también tratando de formarme una cultura musical de la cual igual me sentía ajeno. Como comenté al principio, fue hasta la universidad cuando tuve ese encuentro con las obras de García Márquez, y me di cuenta que había un mundo que conocer. Me llevaría muchos años más en arribar a la poesía a través de las letras de Jaime Sabines, y luego un escalar hacia obras de mayor envergadura como las de José Carlos Becerra, José Gorostiza y Carlos Pellicer.
Leer es una gran aventura que abre el pensamiento, es la llave hacia la cúspide de nuestra supremacía como especie. Leer es un desafío para nuestras estructuras mentales que se van osteoporizando con el tiempo. Sin leer no podríamos crecer como seres humanos, ni superar muchas de nuestras adversidades. Con el tiempo he aprendido a leer de todo, a amar los libros sea cual sea el tema. Todavía recuerdo cuando mi profesor universitario Lácides García Detjen me invitó a leer Así hablaba Zaratustra, de Nietzsche, y yo lo rechacé porque pensaba que era una obra moralmente mala, claro está desde el crisol de mi pensamiento primitivamente dogmático. No obstante, nunca es tarde para empezar a leer, ni para comenzar a cambiar de hábitos.

23 de abril 2015
Día Internacional de Libro


martes, 14 de abril de 2015

Las venas siguen abiertas

La domesticación del indio aguerrido en la Nueva España, se hizo con clases de catecismo.
Aunque fue la superstición lo que abrió la puerta a la conquista de la Gran Tenochtitlan, por un puñado de españoles.
Las venas de América Latina siguen abiertas.

*Reflexión después de la muerte de Eduardo Galeano, a quien no he leído*

martes, 7 de abril de 2015

Fotos del Tapón del Grijalva

En noviembre de 2007, se desgajó un cerro sobre el Río Grijalva, bloqueando su cauce y haciendo desaparecer por completo la comunidad "Juan de Grijalva", municipio de Ostuacán, Chiapas.
El fenómeno ocurrió apenas semanas después de la histórica inundación de la ciudad de Villahermosa, 
por lo que se manejaron algunas hipótesis de que fue un desgajamiento provocado
por las autoridades a fin de evitar un daño mayor sobre la capital de Tabasco,
esto debido a que las presas que regulan la corriente del Alto Grijalva se encontraban
en su estado de mayor capacidad.
La hipótesis quedó registrada en la novela "El Plan Quetzal, Tabasco: Crónica de una inundación anunciada",
de Luis Manuel Guerra. 
























Claroscuros de la política teapaneca 1982-2009

Claroscuros de la política teapaneca 1982-2009

*Apuntes y reflexiones*

Teapa, Tab.- Con el deceso de Oscar Llergo Heredia, ocurrido el pasado 4 de julio de 2009 –víspera de la jornada electoral que vio resurgir triunfante a su partido, el Revolucionario Institucional-, se cierra una de las etapas más representativas de la política teapaneca, caracterizada por el predominio de grupos políticos que se transfirieron el poder, basados no solamente en el manejo discrecional de recursos, parentescos o amiguismos, sino en la capacidad de mantener una base social de seguidores fieles a su causa.

Don Oscar –como muchos le llamaban- y su hermano Manuel Llergo Heredia, considerado el último gran gurú de la política tabasqueña, formaron a lo largo de varias décadas uno de los grupos más compactos que disfrutaron de cargos públicos notables. Manuel había sido presidente municipal de su natal Tenosique en el trienio 1974-1976, y tras fungir como presidente del Comité Directivo Estatal del PRI en el último tramo del gobierno de Leandro Rovirosa Wade, llegó al relevo presidencial de 1982 como una de las figuras políticas más influyente de la escena tabasqueña.

Las elecciones de 1982, con las candidaturas de Miguel de la Madrid a la Presidencia, y Enrique González Pedrero, a la gubernatura de Tabasco, marcaron uno de los momentos más notables del grupo Llergo. Oscar había sido integrante de la L Legislatura del Congreso del Estado por el distrito XVI de Teapa, y se perfilaba como aspirante natural a la presidencia municipal de la Sultana de la Sierra. Mientras tanto, Manuel Llergo había obtenido la diputación federal y sería parte de la LII Legislatura federal que acompañaría al gobierno de De la Madrid Hurtado.

El ascenso al poder de Manuel Bartlett Díaz como virtual Secretario de Gobernación, significó un pequeño revés en la intención de Oscar Llergo de alcanzar la candidatura a la presidencia de Teapa, pues se cuenta que Bartlett –en parte enemistado con los Llergo al catalogarlos como protagonistas de la revuelta estudiantil que propició la caída del gobernador Manuel Bartlett Bautista en 1955- se opuso a que dos hermanos fueran al mismo tiempo funcionarios públicos, argumentando impedimentos jurídicos.

Impedido políticamente para ser nominado candidato a la presidencia de Teapa para el período 1983-1985, Oscar Llergo fraguó la llegada de su compadre Higinio Arias Arévalo, médico de profesión originario de Macuspana y cuya nominación causó uno de las protestas más airadas de los grupos políticos teapanecos, que llegaron inclusive a bloquear las entradas al municipio, y pretendieron echar abajo la imposición al postular al Veterinario Zootecnista Elio Ramón Beltrán Cadena.

La lógica del poder se impuso y Manuel Llergo Heredia terminó colocando a 12 presidentes municipales afines, que acompañarían el primer tramo de la administración de Enrique González Pedrero, que años más tarde diseñaría su proyecto Democracia de Carne y Hueso para elegir de manera democrática a los candidatos del PRI que aspiraran a un cargo de elección popular, y que abrió el camino para las primeras deserciones que conformarían en 1988 la oposición frentista con Andrés Manuel López Obrador.

LOS CANO EN EL PODER
Para el período 1986-1988 se realizó consulta a las bases, que permitió el ascenso al poder del Dr. Juan Vicente Cano Cano, quien ganó la elección interna del PRI. Mientras que Gladys E. Cano Conde sería diputada local en la LI Legislatura para el mismo período 86-88, teniendo como compañeros de bancada a Darvin González Ballina por Balancán, Tomas Yañez Burelo por Cunduacán, Rodolfo Jiménez Damasco por Jalapa, Fredy Chablé Torrano por Macuspana, Héctor Arguello López por Tenosique, entre otros personajes representativos de los sectores tabasqueños.

De 1989 a 1991 le tocaría el turno a Gladys Ethel Cano Conde, para ser la primera mujer en alcanzar la presidencia municipal. En el último año de su gestión solicitó licencia para ausentarse del cargo, tras haber sido nominada como aspirante del PRI a la diputación federal por el distrito de la Sierra (Macuspana, Jalapa, Tacotalpa y Teapa), elección que ganó para finalmente integrar la LV Legislatura federal. Entre las acciones que más se recuerdan de la ex alcaldesa, se encuentra la construcción del Fraccionamiento Carlos Salinas de Gortari, símbolo también de los tiempos de bonanza del salinismo.

Gladys Cano entregó la estafeta a Oscar Llergo Heredia, quien para ser alcalde en el período 1992-1994, tuvo que enfrentar una incipiente oposición encabezada por Juan Roca Wade.  Las cosas para el PRI en 1991 comenzaban a ponerse difíciles. El PRI postuló en los municipios de Jonuta y Centro candidatos de unidad, pese a los reclamos de Raúl Ojeda. En los restantes 15 municipios se realizaron elecciones primarias en las que participaron 50 precandidatos.

En Teapa hubieron algunos actos de violencia, pues cerca de 100 militantes tomaron las oficinas del partido para apoyar a Juan José Roca Wade. Cuando el PRD lo atrajo como su candidato a la alcaldía, cerca de 600 militantes priistas se fueron a las filas del solazteca. Finalmente Oscar Llergo alcanzó su sueño de gobernar el municipio donde había asentado sus afectos de vida, así como su patrimonio económico, alcanzado en gran parte por ser uno de los más destacados líderes del cenecismo en sus tiempos de gloria.

La caída del gobernador Salvador Neme Castillo el 28 de enero de 1992, y el gobierno sustituto de Manuel Gurría Ordóñez, significaron el crecimiento del perredismo que enarboló las principales demandas sociales, como afectaciones petroleras, la crisis del campo. Por lo que todo se preparó para la gran batalla electoral de 1994.

López Obrador consultó en Teapa a su gran amigo, Nicolás Mollinedo, empresario que lo había estado apoyando desde 1988 con recursos económicos, y que era la cabeza visible de otra gran familia de abolengo en la tradición social del municipio serrano. Nicolás Mollinedo le propuso a López Obrador la candidatura de Carlos Mario Ocampo, quien encabezaría al PRD en calidad de miembro de la sociedad civil. Por su parte el PRI nominó a Carmen María Mazariego, quien ganó la candidatura sobre las aspiraciones de Enrique Quintero Tapia.

Se dice que en parte por los escándalos familiares de Mazariego, parte por la novedad que presentó el PRD de un candidato sin antecedentes políticos, la elección de 1994 a nivel municipal fue ganada por PRD, abriéndose por primera vez a la alternancia política, pero sin una fuerte presencia del perredismo militante que caracteriza a otras regiones del estado.

Mientras que Carlos Mario Ocampo gobernaba en su primer trayecto de 1995 a 1997, el priismo configuró una oposición a su gobierno a través de la figura de un Frente Cívico Teapaneco que encabezaba Mariano Cano Cantoral, heredero natural del grupo político Cano y amigo personal de Roberto Madrazo y Manuel Andrade. Las protestas no se hicieron esperar, al armar un plantón enfrente del Palacio Municipal, en demanda de cambios en el gabinete y el cumplimiento de obras que se habían postergado. La protesta que dirigió el priista Mariano Cano contra su primo el perredista Carlos Mario Ocampo, enfocó sus baterías contra el secretario del Ayuntamiento, Luis Carrasco, a quien se le acusaba de ser de origen oaxaqueño y de mantener en la nómina a familiares, sin embargo, paradójicamente, Carrasco y Mariano terminarían como amigos al ser parte del Congreso local en el período 1998-2000.

Mariano Cano armó su propia candidatura a la diputación local, misma que alcanzó en la elección constitucional de 1997, llevando como compañero de fórmula a Elio Beltrán Cadena para presidente municipal. Eran los tiempos de “Poder 97” que diseñó Manuel Andrade para conseguir el carro completo. Roberto Madrazo no logró sostener relaciones con el gobierno municipal perredista, que se empeñó en seguir los designios de López Obrador, al destinar recursos públicos a su proyecto educativo en Cárdenas, la entonces incipiente Universidad Popular de la Chontalpa.

LA AVENTURA PERREDISTA
Previo a las elecciones locales de 1997, Roberto Madrazo en su calidad de gobernador, se reunió con organizaciones de campesinos para entregar apoyos, y allí llamó a los teapanecos a abandonar “la aventura que no funcionó”, en clara alusión al gobierno perredista. El PRD alistó a sus candidatos, un empresario bananero: José Antonio Sánchez del Águila para presidente, y el médico Jesús Mollinedo García, también colocado por la influencia del amigo personal de López Obrador, cuyo hijo Nicolas “Nico” Mollinedo Bastar, sería chofer con sueldo de 63 mil pesos en la administración que años más tarde encabezaría el tepetiteco en la Ciudad de México.

Elio Beltrán terminó imponiéndose en las urnas con 7 mil 780 votos, apenas 665 sufragios mas de los 7 mil 115 votos para el PRD. La mancuerna Beltrán-Cano, cuya unidad había sido clave para el triunfo priista, pronto llegaría a su fin. Mariano Cano como diputado en el Congreso se alistó para construir su futura candidatura a la presidencia, colocando en primera instancia a un dirigente a modo en el Comité Municipal del PRI, Marco Antonio Espadas García, vástago de un prominente empresario del negocio de dolomitas y triturados.

Cuando en abril del 2000, el PRI abrió por primera vez en su historia la consulta a las bases para designar a su candidato al gobierno del estado, y se perfilaron Arturo Núñez y Manuel Andrade, el alcalde Elio Beltrán selló su suerte al apoyar abiertamente las aspiraciones de Núñez. Mariano fraguó su caída al tomar como pretexto obras que la administración de Elio Beltrán había paralizado por varios meses. Su penúltimo paso fue colocar como interino a Juan José León Ríos, quien ya había sido alcalde en los años 70’s.

La victoria de Andrade abría aún más la posibilidad para que Mariano Cano obtuviera la candidatura, sin embargo Roberto Madrazo abrió el proceso para elecciones internas en las alcaldías, lo que dio lugar a que Marco Antonio Espadas conformará un equipo de trabajo que impulsó su propia candidatura, con la ventaja que le daba las enormes ganancias en el negocio de su padre. Contra todos los pronósticos, Espadas llegaría a gobernar la Sultana de la Sierra del 2001 al 2003, sin embargo nunca pudo encajar en el grupo gobernante que encabezaba Manuel Andrade, leal a las aspiraciones de Mariano Cano.

El diputado Emilio Contreras Martínez de Escobar, quien había sido secretario municipal en la administración de Gladys Cano, sería nominado candidato del  PRI a la presidencia para el período 2004-2006, llevando como compañero de fórmula a Mariano Cano, quien se tuvo que conformar con aspirar de nuevo a ser parte del Congreso local.

El PRD se alistó en el 2004 para la presidencia con Rafael Abner Balboa Sánchez, acaudalado empresario, líder taxista y miembro de la Iglesia Adventista de la localidad, mientras que la diputación la consiguió Carlos Mario Ocampo, quien terminó como último presidente de la Gran Comisión en el Congreso, y acusado por sus propios compañeros de partido de haber vendido esa figura para dar paso a la Junta de Coordinación Política. Tal descrédito lo llevó también a perder las elecciones internas del PRD para elegir al presidente del CEE, que recayó en las manos de Juan Manuel Fócil.

Tras una estrepitosa derrota del PRI, el perredismo gobernó a sus anchas durante el trienio de Rafael Abner, acusado en diversas ocasiones de propiciar el nepotismo. Rafael Abner Balboa manejó habilidosamente para presentarse afín a cualquier corriente política, fuera priista o perredista, intentando colocar como su sucesor a Germán García Quintero, cuñado de “Nico” Mollinedo, el jefe de logística de AMLO. La disputa por la nominación llegó a su punto más álgido con el enfrentamiento violento entre seguidores de Germán García y Antonio Sánchez del Águila, éste último apoyado por Juan Manuel Fócil.

La división interna, el apoyo de Rafael Abner a su primo Rafael Darío Calzada Balboa como candidato del PRI, llevaron a una derrota estrepitosa al PRD que por segunda ocasión perdía la plaza sin lograr la continuidad. Por su parte, la diputación local fue ganada por Raúl Cabrera Pascasio, forjado en la administración pública y cuyo arribo representa un claro relevo generacional.

Los buenos oficios de Cabrera como diputado en los últimos tres años, lo tienen colocado como el favorito en las encuestas para la alcaldía, que sería acompañada en este 2009 por la candidatura de Elda Llergo Asmitia, también simbólicamente representando el relevo de la clase política de antaño.

El PRD fraccionado aún, intenta levantar ofreciendo a la ciudadanía teapaneca una receta conocida. Rafael Abner repetiría como candidato, llevando como compañera a su sobrina Mónica Fernández Balboa. No obstante no todo está cantado, Carlos Mario Ocampo quiere repetir y disputará la elección interna. Se repite la historia, pero en otro partido, el amiguismo y compadrazgo como elementos claves de una clase política que se niega morir, aún a costa de frenar los anhelos de desarrollo de una sociedad eternamente relevada.

*Texto escrito en 2009*