domingo, 8 de febrero de 2015

La fe mueve montañas… (Mini-crónica de Noches de Gloria)

Gilda viajó ocho horas hasta la ciudad de Villahermosa. Enferma de Lupus, su interés era estar en la cruzada de milagros del predicador guatemalteco Cash Luna, que se presentó los días 6 y 7 de junio de 2014 en el estacionamiento del Parque Tabasco. Como ella hay muchos que emprendieron el peregrinar desde la Ciudad de México, otros desde Comitán y otras ciudades del Sureste de México. La fama le precede al pastor de aspecto jovial que ha logrado notoriedad debido a su estilo de predicar.

Desde la señal de Enlace TV, Cash Luna ha construido una reputación que lo convierte en el paradigma de un cristiano próspero gracias a la fe en Dios. La congregación que dirige “Casa de Dios” construyó un mega templo con 11 mil asientos y 3 mil 500 lugares de estacionamiento, a un costo de inversión de 45 millones de dólares. Si alguien sabe cómo hacer las cosas es Cash Luna, y ahí está esa noche lluviosa en Villahermosa, donde por lo menos 10 mil personas resisten el embate de la naturaleza.

Por curiosidad llegué con un par de amigos, venimos a escuchar el mensaje y analizarlo. “Ven y pide tu milagro a Jesús” reza la publicidad que se repartió con antelación, y la gente responde a la necesidad de que se resuelvan sus problemas por la vía más corta –pero paradójicamente la que requiere mayor tiempo-. Gilda esperó desde las 5 de la mañana y su estoica virtud de ser paciente le reditúa el milagro alrededor de las 9 de la noche cuando pasa al escenario a testificar, puede hacer movimientos y le atribuye el milagro a Jesús.

Cash Luna dramatiza el momento, llora ante los miles de creyentes, pues dice que no le gusta que la gente tenga que esperar tanto tiempo. Tal vez nunca se enterará que una joven de 15 años falleció esa misma noche, se llamaba Nancy Hernández, originaria de Comitán, y padecía de Trombosis Cerebral Infantil. Nos enteramos horas después por medio de las páginas de Tabasco Hoy, y recuerdo haber visto a decenas de personas salir con los pies pesados, pues su milagro no ocurrió, a pesar que –sin duda- tienen fe.

Del mensaje del pastor no hay mucho que criticar, es sencillo, cita la Biblia: “Al que cree todo le es posible”, dijo Jesucristo. Ahí está la clave y ningún creyente pondrá en duda eso. Es cuestión de creer, enseña Cash Luna una y otra vez. No sabe cómo funciona, pero funciona, argumenta. Pone ejemplos y metáforas, desdeña el razonamiento, el conocimiento científico y motiva a poner sus ojos en Jesús (en su versión de Jesús porque hay por lo menos 400 denominaciones cristianas tan sólo en Estados Unidos).

Le siguen cánticos espirituales, breves oraciones y ahí están los milagros, por lo menos los suficientes. Una niña que sana de estrabismo y se quita los lentes, un señor que se agacha pese a tener la columna dañada. ¿Enfermedades psicosomáticas? Tal vez ¿curaciones por sugestión? Puede ser, pero ellos le llaman tener fe y eso no se puede rebatir. Cada quien sacará conclusiones, hubieron milagros, pero mucho más ganancias económicas. Es el negocio de la fe. Es el camino para olvidar lo frágil que es la vida y así la religión suple lo que como sociedad no hemos podido alcanzar: oportunidades de trabajo bien pagados, atención médica con dignidad, pero sobre todo, ausencia de conocimiento y de mentalidades que comprendan el mundo desde el conocimiento científico.





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