jueves, 10 de septiembre de 2015

En los 70 años de Bruno Estañol

Texto de Jorge Priego Martínez


Bruno Estañol Vidal, mi paisano y amigo de toda la vida, nació en Frontera en 1945, segundo hijo del matrimonio formado por el honrado comerciante, don Bruno Estañol y su digna esposa, doña Elenita Vidal de Estañol.
Fue a su hermano Eduardo a quien primero conocí, pues con él estudié el segundo año de primaria en la escuela Alberto Correa Zapata, conocida en el puerto como “La Superior”, denominación que no tiene nada que ver con alguna marca cervecera, sino llamada así por el hecho que fue la primera escuela de organización completa que funcionó en el puerto, es decir, en la que se podía cursar la totalidad de la educación primaria, pues antes sólo había escuelas elementales, donde se estudiaba sólo hasta el cuarto año. Para el año siguiente, Lalo ya no estudió en la Superior, sino en la escuela particular incorporada Frontera, es decir, la escuela de las monjitas.
Para entonces, Bruno fue inscrito en primer año de primaria en la citada escuela de religiosas, donde cursó toda la educación primaria, pero en el pueblo, en aquel entonces, todos nos conocíamos y más, quienes casi éramos vecinos, así es que, desde aquellos lejanos años, nos conocimos y nos hicimos amigos. Al año siguiente, mis padres emigraron a esta ciudad de Villahermosa y sólo podía ver, tanto a Eduardo como a Bruno, durante las vacaciones que pasábamos, mi hermano Carlos y yo en el amado puerto, en casa de la abuelita materna.
Fue en 1957 que me reintegré a Frontera, para inscribirme en la escuela secundaria Félix F. Palavicini, a estudiar el segundo año, pues por problemas familiares y la enfermedad y el fallecimiento de mi adorada madrecita, perdí varios años, tanto de primaria como de secundaria. Y allí me topé con Bruno que cursaba, no recuerdo si el primero o el tercer año, pero no estaba en mi grupo.
Recuerdo que el año anterior, aquí en Villahermosa lo había visto actuar en la obra teatral “Hernán Cortés en Centla”, escrita y puesta en escena durante la Exposición Regional Agrícola, Ganadera, Industrial, Comercial y Artística del Estado en el año de 1956, por la profesora Petronila Díaz Ochoa de Rodríguez, directora de la secundaria del puerto. Si la memoria no me falla, Bruno era uno de los capitanes españoles ¿o acaso uno de los dos clérigos? Tengo muy presente sí, que el papel de Malintzin, lo representó mi querida amiga María Luisa Ibarra Calcáneo.
Después, ya en Frontera, lo escuché declamar en un par de veladas que tuvieron lugar en la cancha deportiva general Miguel Alemán, que formaba parte del bellísimo parque de Frontera destruido por la estulticia, para suplirlo por un adefesio de los que he llamado en múltiples ocasiones, de arquitectura fálica, muy del gusto de no sé quién.
Bruno salió de la secundaria y se fue a la ciudad de México, donde ya se encontraba su hermano Eduardo, para estudiar la preparatoria y la carrera de medicina. Años después me enteré que se había convertido en un brillante y reconocido médico neurólogo. Y para mi sorpresa, al poco tiempo supe que, mi estimado amigo era escritor. Luego me enteré que fue en la Facultad de Medicina de la UNAM donde empezó a escribir cuentos y obtuvo un primer lugar en un concurso interescolar.
Lo primero que llegó a mis manos y prácticamente devoré, su novela Fata Morgana. Cuando vi el título, recordé que en Frontera había causado sensación una transformista con ese nombre, que se presentó en el viejo cine teatro Unión. Lo primero que me emocionó de la novela, fue la dedicatoria a la querida y respetabilísima doña Elenita, cito de memoria y ojalá no me equivoque, pues toda mi biblioteca la perdí en la inundación del 2007: “A mi madre y todas sus transformaciones”. Fue la más hermosa dedicatoria que pudo concebir un hijo para reconocer los trabajos y sacrificios de su madre viuda, para formar y darles profesión a tres hijos.
La novela, cosa curiosa, comienza precisamente en el año que me reintegré a Frontera, en 1957, año en que asesinaron a don Enrique Rosales Mondragón, dueño de la farmacia La Especial. El río, el parque, pero sobre todo, el viejo cine Unión y sus llamadas tandas chicas, equivalentes a las matinés de otros lares, fueron recreados poéticamente por Bruno, llenándonos de nostalgia y, tal vez ya desde entonces estaba envejeciendo, pero me arrancó más de una lágrima esa sucesión de recuerdos entrañables del amado y abandonado puerto.
Luego leí con fruición su libro de cuentos Ni el reino de otro mundo, donde encontré algunos episodios de la vida frontereña de antaño, que había escuchado en labios de mi inolvidable abuelita materna, como el que Bruno recrea con el título de “Te honro en el espanto”. Debo hacer notar que este magnífico libro fue galardonado con el primer lugar en el Concurso de Cuento de San Luis Potosí y vio la luz pública en 1988.
Luego publicó otro bello libro, El féretro de cristal, inspirado en la trágica muerte de Rafael de la Torre, un faquir que se hacía llamar Alí Ben Hurr, que halló la muerte en San Juan Bautista, hoy Villahermosa, en el año de 1913, durante su acto de hacerse enterrar en medio de una plaza de toros mientras duraba la corrida, para ser desenterrado al término de la misma, como había hecho infinidad de veces, pero en esa ocasión, del sueño cataléptico pasó al sueño eterno. Bruno toma lo poco que se sabe sobre el faquir y lo dota de pasado y presente en su espléndida novela en la que también nos pasea por la vieja San Juan Bautista. Tuve la fortuna de que me invitara el autor a presentarlo en el ciudad de México.
En su novela breve La barca de oro, nuestro escritor rememora lo sucedido en el amado puerto la fatídica noche del 19 de marzo de 1955, cuando las más bajas pasiones se desbordaron y una partida de desadaptados incendió el ayuntamiento, la biblioteca pública, y varios comercios y casas de familia también fueron pasto de las llamas después de ser saqueados.
Y ahora, en el libro que la noche del pasado jueves 28 presentamos, toma una de las múltiples y regocijantes anécdotas, personificadas unas e inventadas otras, del Creso tabasqueño de la época porfiriana, don Policarpo Valenzuela Yera y la cuenta muy a su manera, es decir la recrea como sólo él sabe hacerlo; también hay un relato largo al que da el nombre de la primera población española en Tabasco, Santa María de la Victoria, que no es otra que nuestro amado puerto de Frontera; en dicha narración nos recuerda al viejo salón de baile llamado “Los cocoteros” que estuvo ubicado en la esquina de 5 de Mayo y Morelos y nos lleva de la en el caminar noche a noche de Amador Cumplido por la calle Obregón, la que originalmente se llamó calle Tomás Herguera, nombre erróneo, pues el verdadero del fundador de la hoy ciudad y puerto de Frontera, se llamó Juan de Dios Helguera.
Está de más expresar, que todo el libro es de una gran amenidad, escrito con la pulcritud que le es propia a la totalidad de los textos de Bruno, y considero que es una feliz coincidencia, que con este libro que evoca a nuestro amado terruño, uno de sus hijos predilectos celebre sus 70 años de vida, cuando ese pueblo sufrido y aún esperanzado, cumple este mismo año, 200 de haber sido fundado y, corre comercial, quien está en uso de la palabra cumplirá en este 2015, 75 abriles, pero también 75 diciembres.
Sólo nos resta decir, que Bruno Estañol salió de Frontera hace varias décadas, pero se la llevó en el alma, como nos sucede a quienes nacimos y amamos ese bello rincón del trópico húmedo, por eso es que siempre, la antigua San Fernando de la Victoria, la vieja Guadalupe de la Frontera, la actual Frontera, está presente en su espléndida obra.
Gracias, querido amigo y paisano, por brindarnos tan bellos libros, además de tus bien documentadas obras de carácter científico, que había omitido comentar. Ruego al Todo poderoso que te conceda vivir muchos años más gozando de completa salud y creando más y más novelas y cuentos, para beneplácito y gozo de quienes te queremos y te admiramos.
¡Salud y pesetas, maestro Bruno Estañol!

A CONTINUACIÓN: NOTA INFORMATIVA PUBLICADA POR LA UJAT

Rinde UJAT homenaje al escritor tabasqueño Bruno Estañol
*Para celebrar 70 años de vida, se presentó el libro “La cola del diablo” publicado por el Alma Máter tabasqueña y Editorial Laberinto
Con historias diversas que exploran la vida de los habitantes de su natal Puerto de Frontera, en Centla, el que es considerado como el mayor cuentista de la historia literaria en el estado, Bruno Estañol Vidal, presentó en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT) su más reciente obra “La cola del diablo”, una serie de relatos fantásticos donde reafirma su destreza narrativa y el sentido del humor que lo caracteriza.
El pasado jueves 28 de mayo fue una fecha memorable que coincidió con la celebración de su cumpleaños 70, y con el cierre de las actividades del Encuentro de Literatura y Traducción “Habla la palabra” con el que la UJAT recuerda la obra del poeta tabasqueño José Carlos Becerra, nacido el 21 de mayo de 1936 y fallecido el 27 de mayo de 1970, en un accidente automovilístico en Brindisi, Italia.
Para conmemorar siete décadas de vida en las que ha dado fruto en diversas actividades como neurólogo, profesor universitario y escritor de cuentos, Bruno Estañol se rodeó de amigos que se dieron cita en el Instituto Juárez, además de su esposa Alicia Lozano Pratt de Estañol y sus hijas Elena e Iliana Estañol Lozano, quienes leyeron textos de autores nacionales, además de disfrutar de la participación de la lectura en atril “El hombre que anhelaba trabajar en un circo”, a cargo del grupo cultural Ceiba Andante.
Tras la proyección de un documental bibliográfico del homenajeado, el director de Difusión Cultural y Extensión de la UJAT, Miguel Ángel Ruiz Magdónel, manifestó el beneplácito de contar con la presencia de quien calificó como el mayor escritor tabasqueño del siglo XX, con obras como “La barca de oro” y “El féretro de cristal”, los universitarios, dijo, se complacen en poder celebrar por primera vez la presentación de este libro en una fecha tan especial como es el cumpleaños de Bruno Estañol.
Por su parte, el director del Archivo Histórico del Estado de Tabasco, Jorge Priego Martínez, calificó el texto de su amigo y paisano como una obra amena en su escritura y con pulcritud propia del autor, donde se refleja el acontecer de Tabasco desde el siglo XVIII hasta la primera mitad del XX; además destacó la trascedencia de esta obra publicada por la UJAT y la Editorial Laberinto.
Luego de recordar momentos de la infancia que vivió con el cuentista, Priego Martínez consideró esta fecha como una coincidencia ya que también en este año el puerto de Frontera cumple 200 años de haber sido fundado por el presbítero Juan de Dios Helguera, “Bruno salió de Frontera hace varias décadas pero se la llevó en el alma y está presente en esta espléndida obra”.
De igual forma, el jefe del Departamento Editorial UJAT, Luis Alberto López Acopa, consideró que Estañol es un literato que se consolida con cada libro que publica, “los cuentos del maestro Bruno son joyas milimétricas de prosa, no le sobran ni faltan nada pues tiene todos los elementos de un cuento ya que sabe tejer sus historias, historias que reflejan las pasiones humanas de la gente de este pueblo”.
Cabe destacar que Bruno Estañol Vidal ha sido reconocido con el Premio Juchimán de Plata 2002, en la categoría Letras y Artes, Premio Nacional de Literatura José Fuentes Mares 1992 y Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí 1988. En sus publicaciones también se encuentran “La mente del escritor: Ensayos sobre la creatividad científica y artística”, “La conjetura de Euler”, entre otras obras.






martes, 25 de agosto de 2015

La fe tóxica de John F. MacArthur

Los científicos han demostrado que el Universo tiene una edad aproximada de 13.8 mil millones de años, ya que existe una evidencia observable del Big Bang, como son los destellos de las ondas de radio que dejó la explosión inicial, y también basados en la concentración de Helio en el Cosmos.
El Sol (nuestra estrella) comenzó a brillar hace unos 6 mil millones de años, mientras que la edad de la Tierra es de unos 4,500 millones de años.

Esto desde luego no es una cuestión de creencia, sino de evidencia.

Sin embargo, desde el punto de vista de los cristianos, esto no es una postura aceptada completamente, pues muchos de los fundamentalistas basados en la narración del Génesis, señalan que la Tierra tiene una edad de 10,000 años (sí, 10 mil).

Lo que me resulta completamente inverosímil es la posición de pastores como John F. MacArthur, el más famoso de los cesasionistas y anticarismáticos, que en una cita del Blog Lumbrera dice:

"La tierra en la que vivimos no es un planeta permanente. Es, francamente, un planeta desechable – que va a tener una vida muy corta. Existe desde hace unos seis mil años o algo así – eso es todo – y puede durar unos cuantos miles más. Y luego el Señor lo va a destruir."

Ver artículo completo en el siguiente link: 
LUMBRERA 

Independientemente del criterio que usa MacArthur, me resulta también absurdo la manera que tiene de abordar el tema de la ecología y del medio ambiente, en última instancia dibujando a un Dios que juega a crear y a destruir las cosas que hace, de una manera caprichosa.

En la foto siguiente, además se otorga concesiones de interpretación que son demasiadas y extremistas, poniéndose en la misma posición de los carismáticos que tanto odia.


martes, 23 de junio de 2015

Besando mis rodillas - Jesús Adrián Romero


Recientemente llegó a mis manos “Besando mis rodillas”, el libro de Jesús Adrián Romero que fue publicado por Editorial Vida en 2014. Lo leí con atención durante un par de días y terminé pensando en hacer una reseña sobre el contenido de sus 207 páginas que son fáciles de digerir. En él encontré muchos aspectos inquietantes para el mundo evangélico al que pertenece el reconocido cantante y además pastor de una congregación cristiana en la ciudad de Monterrey, México.

Antes que nada debo decir que en lo personal aprecio mucho la música de Jesús Adrián y comentaré sobre ella en particular antes de abordar los temas del libro.

Entre 1997 y 1998 comenzó a propagarse “Unidos por la cruz”, la grabación con la que Jesús Adrián se dio a conocer entre la cristiandad evangélica, sobre todo en los grupos carismáticos y neopentecostales. Recuerdo haber puesto el cassette y escuchar una serie de canciones que me sorprendieron por su ritmo poderoso y sus letras desafiantes que estaban dirigidas a un público masculino a través del congreso “Hombre a Hombre” que organizaba la iglesia Vino Nuevo de Ciudad Juárez, Chihuahua.

De esa grabación, “Sumérgeme” se convirtió en el principal himno para las multitudes cristianas hambrientas por avivamiento, que era el énfasis de los movimientos de esa época. Había mucha honestidad, entrega y calidad interpretativa en esas canciones, y eso se convirtió en la bandera que le abrió las puertas del éxito a JAR. Más tarde, en 1999 escuché su segundo disco “Cerca de ti”, también grabado en Vino Nuevo, que traía 11 excelentes canciones de alabanza y adoración, donde podían encontrarse claras referencias a doctrinas evangélicas como el arrebatamiento en “Con voz de mando”, la gracia del perdón en “Tal como soy” y concluía con la doctrina de la soberanía en “Jesús es el Señor”.

A esos dos primeros discos exitosos -exceptuando desde luego los que grabó antes de ser famoso- le siguió una trilogía grandiosa que coronó la carrera musical de JAR y lo colocó en uno de los sitios preferidos de los cristianos latinoamericanos. “Con manos vacías” (2000), “A sus pies” (2002), y “Te daré lo mejor” (2004), fueron piezas de excelencia interpretativa, que enfocadas en la alabanza y adoración contienen arreglos musicales contemporáneos y mantienen la línea purista evangélica del cantante mexicano. Con ellos se cerró una etapa.

En agosto de 2004, Jesús Adrián grabó el DVD “Unplugged” que también marcó la vanguardia dentro de la música cristiana, donde se encuentran los temas más relevantes de sus anteriores discos con arreglos acústicos. A partir de aquí y durante los próximos diez años, la música de JAR dio un giro significativo, pues a mi parecer se volvió intimista, poética y teológicamente más pietista, apelando a las emociones del corazón como forma de espiritualidad.

“El aire de tu casa”, “Ayer te vi fue más claro que la luna”, “El brillo de mis ojos” y “Soplando vida” son las grabaciones que reflejan esta faceta de Jesús Adrián, insisto son brillantes como poesía cristiana y muestran la evolución en el pensamiento del cantante, que paradójicamente se vuelca en estos años al ministerio pastoral dedicando su tiempo a la edificación de dos congregaciones cristianas no denominacionales, una en Phoenix, Arizona y la última en Monterrey, ambas con el título de Vástago Epicentro, que es el nombre de su compañía discográfica. Aunado a esto, Jesús Adrián ha impulsado la carrera musical de sus hijos, Adrián Roberto que formó un grupo de rock llamado AVE, y Melissa Romero.

Epicentro Live
Antes de pasar de lleno a comentar sobre el libro “Besando mis rodillas”, es importante decir que aunado a esta publicación editorial, la iglesia que actualmente pastorea Jesús Adrián en Monterrey, lanzó el disco “Epicentro Live” que presenta las canciones de alabanza y adoración que se cantan allí, y también hay elementos que reflejan el enfoque teológico bosquejado por JAR en el libro mencionado.

Sobre esta grabación “Epicentro Live” disponible en DVD, escuché un buen comentario de alguien que decía que le parece es la continuación de “Te daré lo mejor” grabado diez años atrás. Con esa expectativa comencé a escucharlo y me pareció demasiada comparación, aquella grabación resulta demasiado buena para ésta en muchos aspectos, pero sobre todo por las letras que dejan huella inmediatamente. En este Epicentro Live son canciones almáticas, sin referencias bíblicas, que me recuerdan mucho el estilo del movimiento Vineyard, pero sin la fuerza espiritual de éste.

Una espiritualidad añeja

Empecemos con el libro. El prólogo escrito por su hijo Adrián Roberto no aporta nada en un sentido intelectual. Son párrafos redactados para halagar la sinceridad de su padre e invitándonos a “consumirlo, digerirlo y vivirlo”.
En la introducción del libro, Jesús Adrián nos cuenta una historia personal vivida en Mérida, Yucatán, durante un paseo por la plaza principal donde experimentó sentimientos de perfección visual, un “clima edénico” dice. Parejas que bailaban “las imaginé con hogares y familias unidas, con hijos ejemplares”. Regresé a la habitación del hotel fascinado, embelesado y con una sensación extraña de añoranza, apunta.
Con variada argumentación, el escritor dice que esta añoranza es un reflejo del hambre espiritual por el cielo, por el reino de Dios o de Dios mismo. “La vida espiritual profunda es el resultado de escoger un estilo de vida”, “hay una espiritualidad emergente, une generación de creyentes alrededor del mundo que buscan cada día esa conexión con Dios y de eso se trata el libro que tienes en tus manos”.
Me pregunto ¿cuál es esa espiritualidad emergente? En el primer capítulo “las estaciones espirituales” no hay nada nuevo que mostrar, el ritmo de la narración es bueno y nos enseña a ver la vida como un proceso de cambios, como las estaciones del año. Es el segundo capítulo “Una fe moderna y añeja a la vez” donde encontramos elementos de análisis.
1. Somos una generación de creyentes que ha acribillado el simbolismo. Al paso que vamos, las próximas generaciones de creyentes no conocerán la cruz, porque muchos la han rechazado como símbolo, nos deshicimos del agua de la bañera con el bebé adentro.
2. En Latinoamérica por ejemplo, se conoce muy poco a la iglesia ortodoxa… la adoración ortodoxa es litúrgica… hay mucho simbolismo y reverencia. Entienden la adoración como entrar al mismo trono de Dios. La adoración ortodoxa es transformativa, lleva al creyente a la comunión con Dios, convirtiéndolo en una persona santa.

MI COMENTARIO: ¿Necesitan los evangélicos de ver la cruz en sus templos para ser más espirituales? La respuesta es obvia, la tradición protestante nunca ha echado mano de este simbolismo para empujar su espiritualidad y no tiene sentido que lo haga. Al parecer Jesús Adrián propone que la crisis de la iglesia en Latinoamérica es porque no adora como lo hace la Ortodoxa en Europa y Asia. Si eso fuera así el cristianismo en esos lugares fuera punta de lanza y produciría sociedades diferentes. Al parecer desconoce JAR que el cristianismo en Europa está en decadencia y que la iglesia Ortodoxa es como cualquier otra en el mundo, no tiene nada de especial.

Más adelante en la página 32 dice que cuando visitó en Londres, la Abadía de Westminster, una iglesia gótica anglicana “se quedó con nosotros un sentimiento de paz y reverencia y es que es un lugar lleno de belleza y misterio con un tesoro impresionante de esculturas monumentales, pinturas, vitrales y artefactos diversos que invitan a conocer a Dios”. De nueva cuenta no tiene lógica lo que dice Jesús Adrián, más allá del gozo intelectual que puede provocar visitar lugares turísticos, incluyendo los religiosos, ¿cómo puede un cristiano de la tradición evangélica encontrar a Dios en edificios, cuando toda su vida le ha sido enseñado que Dios no habita en templos hechos por manos humanas?

En lo personal he visitado la Catedral metropolitana de la Ciudad de México, y es también un lugar lleno de paz y reverencia, con grandes misterios, pero más allá de eso ningún evangélico mexicano la visita para encontrarse con Dios.

Lo absurdo llega cuando JAR dice “los jóvenes están siendo atraídos por el simbolismo, a la vida monástica, a la oración litúrgica, a la meditación y al silencio, se están conectando con Dios y con el pasado”. ¿En serio? dónde, en qué lugar del mundo los jóvenes se comportan de esa manera cuando es precisamente lo contrario, la juventud parece ser atraída por experiencias espirituales sencillas.

Y todavía más, JAR señala que en su tiempo de oración hay velas que “agregan un ambiente cargado de espiritualidad”, además de una cruz, una corona de espina y una Biblia de más de 300 años de antigüedad. Se asemeja mucho a la advertencia que hace San Pablo en el libro de Gálatas: ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?
El capítulo 3 “Liturgia. Las escalas de oración” es todavía más preocupante. Jesús Adrián ataca la inefectividad de muchos creyentes al orar, se duermen, dicen frases sin sentido, lo cual es cierto para todo aquel que ha vivido algún tiempo entre los grupos cristianos, “hace algunos años empecé a incorporar en mis tiempos de oración, oraciones litúrgicas. Las oraciones litúrgicas son oraciones escritas. Algunas de ellas se escribieron hace cientos de años y han sido utilizadas por creyentes ortodoxos a través de los siglos”. Imagino que quiere evitar a toda costa mencionar el término católico, porque realmente son credos distintos, pero en el fondo litúrgico tienen la misma sustancia. Ahí están el Padre Nuestro, el Credo de Nicea, entre otras oraciones litúrgicas que son utilizadas por las comunidades católicas. ¿Aprueban esto las iglesias evangélicas?

No quiero detenerme en cada capítulo del libro, en algunas partes hay sinceridad como cuando nos habla de las batallas de su hijo por tener una mente inquieta intelectualmente, lo que lo ha llevado a leer filosofía existencialista, pero ha salido librado; como cuando señala que uno de sus músicos principales en algún momento le confesó que llevaba tres meses sin leer la Biblia. Jesús Adrián Romero invita a los creyentes a ser inspirados en libros como “Crónicas de Narnia” escrito por C.S. Lewis, un reconocido cristiano de Inglaterra. Dice que la espiritualidad la ha encontrado en los paisajes que recorre mientras practica el ejercicio de correr. En la comida, la cual señala que Dios la creó para el deleite del hombre, pero se le olvida mencionar que las delicias de la gastronomía en los pueblos son productos de años de culturización alrededor de las mesas, y no propiamente de un creador. Muchos aspectos que a mi parecer son de una vida común y que no tienen nada de espiritual, Jesús Adrián dice que lo conectan con Dios.

Conclusión: mi conclusión es que en su afán de alcanzar públicos más extensos y menos religiosos, Jesús Adrián ofrece un cristianismo más cotidiano, como una religión naturalista. Se aleja un poco de los círculos evangélicos que tanto lo apoyaron y se mete en terrenos escabrosos. Su corazón paternal lo lleva a proteger a sus hijos, aun cuando su hijo es buen músico, el arte de su grupo de rock ha causado mucha controversia, además de que en una predicación de Adrián Roberto, se le acusa de haber dicho que Jesús en la cruz durante su sufrimiento llegó a ser ateo, lo cual es un asunto que no abordaré aquí.
En lo personal seguiré disfrutando de su música cuando así lo requiera, y tocará a otros hacer sus propios análisis y conclusiones respecto a la trascendencia de la teología que promueve el cantante analizado.

martes, 26 de mayo de 2015

La Caverna de Platón y su valor simbólico en la religión

*Aunque no le tengo mucha confianza a las redes sociales como plataformas para la generación de nuevos conocimientos, es indudable que podemos encontrar en ellas ciertas pistas para la conexión de temas que son de interés personal. Eso me ocurrió el domingo 24 de mayo de 2015, cuando una página de Facebook hizo una referencia a la llamada "Caverna de Platón", después de googlear un poco para entender el concepto, comprendí en términos generales el concepto. Posteriormente hice una reflexión sobre el paralelismo que se le puede dar con el tema de la religión, pensé en escribir algo, pero finalmente decidí postear algo que encontré en Yahoo respuestas, que coincide plenamente lo que he considerado al respecto*

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La religión y su relación con el "Mito de la Caverna" de Platón, ¿algunas religiones actúan como disfraces... de la ignorancia?

Platón en su famoso Mito de la Caverna nos habla en resumen de unos prisioneros que estaban "condenados" a observar un mundo del cual solo podían ver su proyección, es decir, sus sombras; por tanto, jamás podían contemplar a la realidad tal y como es. Ellos, estaban acostumbrados a esa oscuridad, a solo mirar apariencias y formas subjetivas.

También, narraba que si algún prisionero fuese liberado de sus cadenas, comenzaría primero a observar cosas aparentemente oscuras, luego reflejos del agua de cualquier ente y así, hasta llegar a "ver" la luz (la verdad, el conocimiento), los objetos tal y como son, motivo por supuesto, de gran felicidad.

Por otra parte, se afirmaba que si el prisionero liberado intentase llevar a los otros al mundo real, estos debido a su ignorancia, seguramente lo "matarían" y así, afirmarían tajantemente que su verdad es la única cierta y que por correspondiente, la realidad es falsa ya que están acostumbrados a vivir en la ignominia causada por su "oscuridad" mental y por su casi poca percepción al solo poder observar sombras.

En mi opinión, la religión (en su nivel mas irritante y extremo) es la caverna, los prisioneros son algunos creyentes "fanáticos" y las sombras son los sistemas de creencias religiosos generalmente basados en dogmas.


Esto argumenta también, el por qué algunos creyentes reaccionan tan violentamente cuando se les cuestiona sus creencias y convicciones religiosas racionalmente, naturalmente, están acostumbrados a creer que sus dogmas son las únicas verdades y que la "caverna", es el único lugar que proporciona conocimiento cuando en realidad solo proyecta "apariencias y formas subjetivas" de la propia realidad y por supuesto, algunos "religiosos" tildarán de "loca y descabellada" a la poca luz (conocimiento verdadero) que les pueda llegar.

domingo, 26 de abril de 2015

La aventura de leer

En la actualidad atribuyo mi gusto por leer de manera amplia, a las hojas de un libro de Gabriel García Márquez que me dejaron de tarea durante mi época universitaria: Crónica de una muerte anunciada. Muchos de mis compañeros de clase se recrearon por bastante tiempo con las novelas del escritor colombiano. A mí me parecía que su manera de dibujar los mundos fantásticos de sus personajes era algo grandioso, la precisión y la obsesión que deben acompañar a todo escritor de literatura o de periodismo, que fue finalmente la vertiente que yo tomé en mi carrera de Comunicación.
Sin embargo la aventura de leer comenzó mucho tiempo atrás.
Mi madre, sin ser maestra, me enseñó a leer y escribir desde los 5 años de edad. En algo me ayudó porque en tercer grado de primaria comencé a cosechar mis primeros reconocimientos académicos. En mi casa éramos cinco hermanos en total, y ninguno que yo recuerde tenía el hábito de la lectura, mucho menos mis padres. Sin embargo era en ese ambiente donde comencé a ver los libros como seres que deambulaban las casas con la permanente invitación a ser leídos.
Me llamaban la atención las revistas que alguno de mis tíos cercanos compraban, sin gran pretensión podría ser el Libro de Vaqueros, pero sobre todo la revista Samurai, del inglés John Barry que se adentraba en el Japón para convertirse en un guerrero y luchar por el amor de una mujer. A mí me compraban el comic de Los 4 fantásticos, aunque más que leerlo, lo que hacía era recortar las figuritas para armar mis propias historias.
Como ya mencioné en un post anterior, por mi casa deambulaban un par de libros, que de pronto aparecieron de la nada, era una Biblia pasta verde versión de los testigos de Jehová, que tenía una hojas muy delgadas casi transparentes; y otro denominado “El oro de los dioses” del autor Erich von Däniken. No creo haberlos leído pues yo no sobrepasaba los 12 años. Un par de años más tarde, leí algunas novelas juveniles que mi hermana la mayor llevaba. Se trataba de libros que estuvieron de moda en la juventud ochentera, con temas como la drogadicción, el embarazo adolescente, entre otros.
De ahí en fuera hubo un largo periodo de sequía, donde me enfoqué más a coleccionar revistas para jóvenes, durante la preparatoria también tratando de formarme una cultura musical de la cual igual me sentía ajeno. Como comenté al principio, fue hasta la universidad cuando tuve ese encuentro con las obras de García Márquez, y me di cuenta que había un mundo que conocer. Me llevaría muchos años más en arribar a la poesía a través de las letras de Jaime Sabines, y luego un escalar hacia obras de mayor envergadura como las de José Carlos Becerra, José Gorostiza y Carlos Pellicer.
Leer es una gran aventura que abre el pensamiento, es la llave hacia la cúspide de nuestra supremacía como especie. Leer es un desafío para nuestras estructuras mentales que se van osteoporizando con el tiempo. Sin leer no podríamos crecer como seres humanos, ni superar muchas de nuestras adversidades. Con el tiempo he aprendido a leer de todo, a amar los libros sea cual sea el tema. Todavía recuerdo cuando mi profesor universitario Lácides García Detjen me invitó a leer Así hablaba Zaratustra, de Nietzsche, y yo lo rechacé porque pensaba que era una obra moralmente mala, claro está desde el crisol de mi pensamiento primitivamente dogmático. No obstante, nunca es tarde para empezar a leer, ni para comenzar a cambiar de hábitos.

23 de abril 2015
Día Internacional de Libro


martes, 14 de abril de 2015

Las venas siguen abiertas

La domesticación del indio aguerrido en la Nueva España, se hizo con clases de catecismo.
Aunque fue la superstición lo que abrió la puerta a la conquista de la Gran Tenochtitlan, por un puñado de españoles.
Las venas de América Latina siguen abiertas.

*Reflexión después de la muerte de Eduardo Galeano, a quien no he leído*

martes, 7 de abril de 2015

Fotos del Tapón del Grijalva

En noviembre de 2007, se desgajó un cerro sobre el Río Grijalva, bloqueando su cauce y haciendo desaparecer por completo la comunidad "Juan de Grijalva", municipio de Ostuacán, Chiapas.
El fenómeno ocurrió apenas semanas después de la histórica inundación de la ciudad de Villahermosa, 
por lo que se manejaron algunas hipótesis de que fue un desgajamiento provocado
por las autoridades a fin de evitar un daño mayor sobre la capital de Tabasco,
esto debido a que las presas que regulan la corriente del Alto Grijalva se encontraban
en su estado de mayor capacidad.
La hipótesis quedó registrada en la novela "El Plan Quetzal, Tabasco: Crónica de una inundación anunciada",
de Luis Manuel Guerra.