domingo, 3 de noviembre de 2013

Encrucijadas de la Fe

Todo comportamiento humano está basado en un sistema de creencias. Para bien o para mal.
(Yo)

Este video localizado en YouTube, cuenta la historia del evangelista canadiense Todd Bentley y su papel en el llamado "Derramamiento de Florida" o "Avivamiento de Lakeland". 
Su auge y caída a lo largo de seis meses en el año 2008, encierra las fortalezas y al mismo tiempo las debilidades del movimiento cristiano carismático.

La producción es un buen trabajo por contarnos las expectativas que se vivieron en aquellos meses de 2008, cuando a pesar de su imagen poco "ortodoxa", Todd Bentley con sus tatuajes y su manera tan escandalosa de impartir la unción divina, se convirtió rápidamente en un referente del cristianismo carismático.

Bentley atrajo las miradas y las críticas rápidamente, encendiendo las luces de alerta de los líderes del llamado movimiento apostólico con Peter Wagner a la cabeza, además de Bill Johnson, Ché Ahn y John Arnott, entre otros que sin embargo le dieron su respaldo en una ceremonia pública.

La posterior caída del rollizo predicador, al anunciar su separación y posterior divorcio familiar, y casi al mismo tiempo darse a conocer su nuevo romance con una becaria de su institución religiosa (Fresh Fire), lo colocó al centro de las críticas más feroces y puso en jaque a la corriente del cristianismo que impulsa las prácticas milagrosas como una forma de evangelizar al mundo.

La caída de Todd Bentley, se suma también a los escándalos en los años recientes de figuras prominentes como Ted Haggard, a quien se le vinculó con conductas homosexuales, y el divorcio anunciado del célebre teleevangelista Benny Hinn, que al final no logró concretarse. 

En lo personal me quedo con estas preguntas:

¿Sigue siendo válida, la postura a favor de la religión como un medio para traer consuelo a las personas? ¿o acaso hay que jugar un papel más militante en contra de los excesos de la fe?


sábado, 2 de noviembre de 2013

La última voluntad

A propósito del Día de Muertos, me pongo a pensar en cuál será la última voluntad de cada persona antes de morir. Para el que es creyente hay un consuelo de que al morir, de alguna manera en unos instantes entrará al paraíso prometido por Dios, aunque los adventistas del Séptimo Día dicen que hay que esperar hasta "la mañana de la resurrección" y de mientras el difunto entra en un sueño profundo donde no sabe nada de la vida terrenal.

Los cristianos evangélicos y pentecostales dicen que no, que la entrada es directa pues Jesús le dijo al ladrón arrepentido en la cruz: "De cierto te digo que hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso". El texto anterior es modificado por los testigos de Jehová y con una simple coma cambian todo, "De cierto te digo hoy, estarás conmigo en el Paraíso". Vaya cada quién tiene su postura favorita.

Recuerdo que una amiga de la familia, Elizabeth, vivió sus últimos años como una ferviente creyente que lamentablemente tuvo que enfrentar una enfermedad terminal. Ella y sus hermanos de la fe, creían que podría ser sanada, pero al final el cuerpo cedió ante la enfermedad, y entonces todos comenzamos a pensar que ella estaba siendo llamada al cielo, a cumplir otra misión más importante.

Mi madre estuvo pendiente en esas últimas horas de vida. Y llegado el momento, en un lapsus de conciencia, Elizabeth lanzó su última voluntad. Quería tomar una Coca Cola. Entonces mandaron a comprarla y se satisfizo ese deseo efímero pero que en aquel momento cobraba una trascendencia de primer nivel. El presente, el momento, el placer y el gozo de la vida, segundos antes de abrir la puerta de la Eternidad...

Y entonces pasó por la puerta... la que nadie sabe que hay, hasta que le toque vivir el momento. Por mientras cada quién fortalecerá sus convicciones y vivirá lo más congruente con ellas.