Varias lecturas de estudios políticos y la
amistad con algunas personas comprometidas con la lucha social, me habían
causado un interés palpitante por los sucesos políticos en el territorio tabasqueño de los
últimos años. Aprovechando un período vacacional, decidí poner en práctica en
algún medio periodístico, los conocimientos teóricos adquiridos en mi formación
como comunicólogo, lo cual me llevaría a conocer a Rosa Estrella, la mujer que
perdió el amor por una pasión.
Al entrevistarme con el jefe de redacción del
periódico, se notó de inmediato que yo conocía cada uno de los acontecimientos
del conflicto postelectoral tabasqueño que originó la jornada cívica del 20 de
noviembre de 1994, por lo que el redactor me miró penetrante y me dijo:
"vamos a ver qué tan bueno eres... te me vas a ir a Cárdenas y me traes
algo interesante".
No conocía ese municipio, pero el reto me llevó
entusiasmado. Lo más que sabía de Cárdenas era que había sido el primer municipio
gobernado por la oposición y que actualmente continuaba en el poder; Rosa
Estrella me contaría más tarde, la gestación de este hecho histórico.
Recorriendo las
calles con la cámara fotográfica, el empañamiento de la mira del semiautomático
me hizo notar que el sudor estaba recorriendo mis ropas a consecuencia de los
intensos rayos solares. Busqué un lugar donde descansar y encontré un parque.
AI sentarme en una banca conocí a "Estrellita" –como la llamaban sus
amigos- , una señora de aspecto amable y de características físicas comunes, es
decir, nada fuera de lo normal.
Rosa Estrella empezó a hablar enfrente de mí, toda la
historia del municipio en los últimos siete años.
Acostumbrada a "lloriquear" por sus
telenovelas, "Estrellita” había escuchando la palabra
"democracia" por vez primera de boca de "Don Conchito", un
activo militante de oposición que andaba de casa en casa invitando a mítines de
lo que se decía era la nueva opción "pa' la indiada".
Para la tercera vez que "Don Conchito" volvió
a visitarla, Rosa ya se había desesperado y le soltó a bocajarro: "mire
don Concho, yo no sé que rollo se trae, pero eso de democracia no me cuadra, la
mera verdá tá muy buena la novela como para perder el tiempo en cosas de la
polaca".
-Mire doñita, las cosas no son tan fáciles, más vale ver y actuar
ahorita por nuestros hijos y no arrepentirnos mañana-, le respondió Concepción
Miranda.
-Bueno, Roque mi marido nunca me ha fallado a mí, ni a
mis hijos, por eso es que no me preocupo-,
concluyó Doña Estrella.
Había conocido a su esposo
desde que eran jóvenes, pero Roque no le hizo caso "hasta que Dios lo
dispuso". Tantos años soñando con Roque
lo habían convertido en el amor de su vida. Pero los años lo habían cambiado, ya no era el mismo desde que se casaron. Rosa
Estrella aprendió a extrañarlo en sus ausencias laborales, y aprendió también a
hacer suyas las historias del canal de las estrellas. Aburrida un día, decidió
ver de que se trataba el dichoso Frente Democrático Nacional. Rosa había nacido
en Michoacán y le interesó que un paisano suyo fuera candidato a la Presidencia
de la República. El discurso del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas le gustó y desde
ese momento decidió votar por él.
Pasada las elecciones de 1988, "Estrellita"
se volvió perredista "de hueso colorado”, frustrada por el "Fraude de
fraudes" que originó la famosa “caída del sistema” se unió a la tarea de
conformar el nuevo partido al que había convocado el hijo del General. Le
platicó todo esto a Roque y a sus hijos, pero sólo dos de ellos se convencieron
al ver la decisión de su mamá. Roque quedó en "veremos", no le
interesaba mucho la política.
Pasados tres
años, en 1991 era la oportunidad de la oposición para intentar ganar al
municipio que debe su nombre al ilustre presbítero José Eduardo de Cárdenas,
diputado por Tabasco ante las Cortes de Cádiz. El doctor Carlos Alberto Wilson
era bien visto por la ciudadanía y la división entre los priístas al conocerse
la nominación de un candidato antipático, daban esperanzas a "Estrellita".
Las elecciones
se dieron y comenzó la confusión. ¡Fraude!,
gritaron los seguidores de doctor Wilson. "No era tanto que la
gente apoyara al PRD lo que pasó es que la gente se inconformó con el candidato
priísta que le impusieron, y fue por eso que apoyaron al hombre del PRD,
votaron por el candidato", narra la morena mujer de ojos cafés.
"Recuerdo que el 22 de noviembre de 1991 que se dieron los disturbios,
hasta los estudiantes nos apoyaban porque le tenían afecto al doctor al
haberles dado conferencias, debates...”
La emoción de quien narra se hace evidente al
aglomerarse los recuerdos, “un día antes de esos disturbios asistimos a un
mitin celebrado en el parque Juárez en Villahermosa, donde se nos propuso
iniciar un Éxodo por la Democracia, una marcha rumbo a la ciudad de México,
cuyo nombre y acciones emularía la hazaña de los israelitas rumbo a la
libertad.
“En tres municipios teníamos elementos suficientes
para defender los triunfos: Cárdenas, Nacajuca y Macuspana, aunque sabíamos que
la lucha poselectoral iba a ser difícil”.
En medio de la
Chontalpa, en medio del cansancio, Andrés Manuel López Obrador, líder del
perredismo, Carlos Wilson y otros perredistas se detienen en la carretera. Rosa
Estrella va entre ellos, a regañadientas consiguió el permiso de su esposo para
irse hasta México "para protestar", a sus hijos les dejó la bendición
"porque ya estaban grandecitos".
"La
verdá era algo totalmente emocionante, -continua-, ellos (los priístas) decían
que eran 480 votos de diferencia, oficialmente se hablaba de 200 votos, pero
habían ‘embarazado’ tan burdamente las urnas que el número de votos habían
superado el padrón, así que estábamos seguros que habíamos ganado y no íbamos a
permitir el fraude”.
Los 20 a 25 kilómetros
diarios de caminata, le servían a "Estrellita" para conocer gente de
Jalapa, Nacajuca, a indígenas chontales, la pobreza de la mayoría le servía
para convencerse que la lucha era justa, que algún día hasta sus nietos
estarían orgullosos de ella.
En los vapores de la carretera
Rosa Estrella soñaba con el futuro, con sus
hijos, con su esposo, con la democracia... su nueva pasión. Se decía así misma
que ya era tiempo que el pueblo eligiera libremente sus autoridades y qué mejor
que comenzar por Cárdenas el lugar donde nacieron sus hijos.
“La primera
propuesta llegó cuando estábamos en la región de los Tuxtlas, Veracruz. La
Secretaría de Gobernación bajo el mando de Fernando Gutiérrez Barrios, ofrecía
intervenir ante el gobierno del estado para anular las elecciones en Cárdenas y
convocar a nuevos comicios. Nosotros exigimos que reconocieran el triunfo del
PRD en Cárdenas, que limpiaran las elecciones de Nacajuca y Macuspana y que
anularan los municipios donde hubo mayores irregularidades.
“La Navidad
la celebramos en Perote. Ahí nos comunicaron que nos aceptaban el triunfo en
Cárdenas, pero con un concejo municipal encabezado por el PRD, aunque sin el
doctor Wilson, nuestro candidato. Tampoco aceptamos.
“El 11 de
enero de 1992 llegamos a la ciudad de México. La recepción de los grupos
sociales fue espléndida y llena de emotividad. Nos recibieron alrededor de 60
mil personas. Habían sido 1 mil 090 kilómetros y 50 días consecutivos de
caminata, donde habíamos ratificado nuestro rechazo a la ilegalidad.
“Después de varias negociaciones
el domingo 13 de enero, las propuestas de Gobernación fueron puestas a
consideración de los exodistas en el Zócalo, el PRD gobernaría en Cárdenas con
un concejo presidido por Carlos Alberto Wilson, y se instalarían concejos en
Macuspana y Nacajuca con priístas al frente.
“ Por fin, la
protesta funcionó. El municipio sería para
el PRD y la algarabía no se hizo esperar..."
Rocío, la hija menor de Rosa Estrella nos
devolvió al presente e interrumpió la narración. –Mamá, se me hizo tarde, pero vamos rápido a casa de mi
tía.
-No te preocupes "Chío" me entretuve platicando
con el joven, es reportero ¡y espero que
honesto!.
La tarde caía y ya era hora de volver a Villahermosa, lo único que tenía era esta historia,
pero "no creo que sirva de mucho”, me dije interiormente.
"Estrellita” notó mi preocupación
y me dijo "si quiere venga mañana y le consigo una entrevista con el
doctor Muñoz es muy amigo mío". Rocío jaló a su mamá del brazo y entonces
me acordé:
-¡Espere señora!, ya no me contó, ¿qué pasó después, cuando
volvió?
Nada hijo, aquí me tienes divorciada. "Mi
Roque" se me fue con "otra vieja" mientras volvía, lo perdí...
pero ganamos la democracia.
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