Porque ¿qué es vuestra vida?Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo,y luego se desvanece.(Santiago 4:14)
Dedico estas palabras a mis hermanos, Cecilia, Juan, Paty y Elizabeth, quienes han sufrido al igual que yo, junto con nuestro padre, la partida de nuestro querida y hermosa madre Marbella, el pasado 6 de junio de 2009. El destino quiso que yo estuviera ahí, cerca de ella en sus últimas horas, queriendo ser fuerte pero siendo débil por dentro al verla sufrir. Por algunos momentos pude recordar las últimas semanas y meses de su vida, en ningún momento dejó de expresar el amor que sentía hacía mí, y sé que el cariño y el amor hacia cada uno de sus hijos fueron intensos.
Quise darte un beso más, pero tu mirada ya no estaba
Te habías ido, los brazos de la eternidad se abrieron ante ti
Y yo que me quedé aquí, extrañando tu voz
Queriendo cantar junto a ti
Queriendo dormir junto a ti
Anhelando retenerte
Estas semanas sin ella han sido difíciles. Pienso, reflexiono, le doy vueltas a las ideas, hasta que esta noche puedo plasmar un sentir sobre la trascendencia de la vida de una persona como Marbella. Al recordar a mi propia hija, me doy cuenta que todo ser humano tiene la tarea de pasar un legado a otra generación y mi madre lo hizo. De muchas maneras su vida fue exitosa. Hoy que cada uno de nosotros tiene a sus hijos, nos embarga la gran responsabilidad de proveer para ellos sus necesidades emocionales, afectivas, físicas y también espirituales, al menos con la misma intensidad que mi madre lo hizo para nosotros.
Las circunstancias que rodearon la infancia de Marbella la hicieron una mujer fuerte. Abrevó valores y los convirtió en una fuerza motriz que la hizo enfrentar adversidades de manera que nunca huyó de ellas. Ella me transmitió el valor de querer y ser feliz con lo que somos y con lo que tenemos, me enseñó con el ejemplo que todos tenemos la capacidad de perdonar, nunca la vi ni la oí rencorosa, aunque quizás en más de una ocasión tuvo razón para serlo. Me encantaba platicar con ella, una y otra vez sobre los mismos temas, su infancia, sus anécdotas, su vida matrimonial. Sus éxitos y sus fracasos.
En cuestiones de creencias, siempre fue una mujer crédula, pero vivió sus últimos años como una mujer de fe, es decir dio un paso más. Recuerdo haberla animado en alguna ocasión para leer la Biblia, para estudiarla y escudriñarla. Lo hizo poco a poco y pronto me sorprendió, tenía una chispa especial para sacar lecciones y conclusiones del estudio de la Biblia. Era atenta al escuchar las prédicas en la iglesia. Le habló a mucha gente de su fe, de la urgente necesidad de ser cristianos ante la opresión de un mundo que se desvanece. Algunos la escucharon positivamente, otros no, pero dejó amigos y hermanos que también como nosotros lloraron su ausencia.
Tomar lo mejor y seguir adelante, cumplir nuestra tarea, embarcarnos en nuestra propia misión, ese es el reto que tenemos por delante. Sí, fuimos libres de llorarla, de sufrir su partida, seamos libres para recordarla, para pararnos en el camino que ella abrió con determinación y con esfuerzo, y a partir de aquí, decidir dar lo mejor de nosotros a los que nos precederán. Cada uno de sus hijos e hijas, de sus nietos y nietas, su esposo, sus amigos, sus hermanos espirituales, alcemos nuestras miradas para repasar su vida, para que los mejores momentos se queden imborrables en los corazones.
Gracias por tus noches de desvelo, por ser valiente, gracias por luchar. Madre, que las puertas del cielo se abran ampliamente ante ti, que los ángeles te guíen al lugar donde siempre soñaste llegar. Te amamos hoy y siempre.
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