martes, 7 de octubre de 2014

Juchimán, ídolo Olmeca







El Juchimán es una figura antropomorfa sentada en forma de Buda que mide 1.73 metros y pesa siete toneladas aproximadamente. El monolito fue sacado en 1896 de la selva tabasqueña por don Policarpo Valenzuela, que la trasladó desde el sitio conocido como La Venta, municipio de Huimanguillo, Tabasco hasta la capital Villahermosa, donde fue obsequiado al gobernador Abraham Bandala, que a su vez la donó al naciente Instituto Juárez, simiente de la educación superior en el estado.
El nombre de Juchimán fue popularizado por los estudiantes, se considera que por una referencia al vocablo “Watchman” que significa el “Vigilante”, sin embargo, Rosendo Taracena Padrón y Francisco Gutiérrez Lomasto se refirieron a la figura de roca volcánica como “Ixtitlón, el rey de las aguas negras”, llamado así por el color negro pajizo de los ríos Zanapa y Tonalá que circundan la zona de manglares donde florecieron los Olmecas como cultura madre.
En 1951, el poeta Carlos Pellicer Cámara buscó infructuosamente trasladar a Juchimán a su primer proyecto de Museo ubicado cerca de Plaza de Armas, pero fue encarado por un grupo de estudiantes del Instituto Juárez que defendieron la posesión legítima del monolito. Al construirse la Zona de la Cultura en 1963, Juchimán fue trasladado a la explanada de la rectoría donde estaba expuesto a las inclemencias del tiempo, desde donde fue rescatado por gestiones de Salvador Neme Castillo, según narra Belisario Colorado Jr. en el folleto “Biografía de un ídolo viviente”.
En la actualidad, la pieza original del Juchimán se localiza en el patio del Instituto Juárez -perteneciente a la UJAT- ubicado en la avenida 27 de febrero del centro de Villahermosa. Desde allí en su nicho, rodeado de ilustres personajes tabasqueños como Manuel Sánchez Mármol, sigue cautivando a propios y a extraños, porque como señalara la arqueóloga Beatriz de la Fuente en su libro Los hombres de piedra, “es como un ser poseído de un espíritu extraterrenal; en última instancia, es una magistral figura de piedra dotada por los maestros que lo tallaron de profunda y misteriosa vida interior”.

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