López Obrador la ruta por Tabasco
(Parte 3/3)
Por Arturo Sánchez G.
“Yo quiero ser gobernador de 6 años, quiero hacerlo bien,
es la máxima aspiración de mi vida política…
porque mi pasión está en Tabasco…
mi formación está hecha para servir a Tabasco”
(Roberto Madrazo.
Secretaría de Información y Propaganda del CDE del PRI
Folleto Entrevistas 2 Cambio Cierto 1994)
El sueño de Roberto Madrazo Pintado por gobernar Tabasco le costó 241 millones de pesos. De acuerdo como se reveló muchos meses después en las “cajas de la infamia” que contenían los archivos de la Secretaría de Finanzas del PRI estatal. Ese fue el precio de la elección de 1994 en la que Andrés Manuel López Obrador perdió por segunda ocasión la gubernatura. Se estima que este monto superó dos veces lo que oficialmente gastó el candidato presidencial Ernesto Zedillo en la elección de ese mismo año.
Revisemos. El 8 de junio de 1994, Roberto Madrazo fue postulado ante la militancia priísta como candidato al gobierno del estado para el periodo 1995-2000. Eventualmente sí llegaría a gobernar los seis años, aunque en contra de su voluntad, pues dejó el cargo momentáneamente para aventurarse en 1999 a buscar la candidatura a la Presidencia de la República, elección interna en la que fue aplastado por Francisco Labastida Ochoa, quien a su vez sería el primer candidato priista en perder el poder, al sucumbir en el 2000 frente a la ola de alternancia que encabezó Vicente Fox.
Como premio de consolación, Roberto Madrazo negoció la terminación de su mandato para operar su sucesión, donde impondría a su delfín Manuel Andrade Díaz por encima de Arturo Núñez Jiménez, quien se la había jugado con Francisco Labastida.
Pero regresemos al 27 de marzo de 1994, cuando Madrazo Pintado publicó en el suplemento “Enfoque” del diario nacional Reforma, parte de su visión política, y lo que pensaba de Andrés Manuel López Obrador, quien a su juicio abanderaba “el viejo modelo de hacer política, con su autoritario cortoplacismo, ayuno de ideas y de planeación”.
Agregaba Madrazo “el fortalecimiento de la oposición es también parte de la crisis del retorno; ella misma constituye uno de los extremos del dilema, por ello está muy lejos de representar su solución. Su propuesta también es arcaica, refractaria al cambio hacia delante y excluyente frente a la modernización regional y nacional. Al igual que los intentos restauradores que la originaron, se concibe dentro de una autarquía localista, que se obsesiona con hacer regresar a Tabasco en el tiempo, a cuando el precio internacional del petróleo alcanzaba los 36 dólares por barril”.
Madrazo Pintado -el hijo del Ciclón del Sureste, Carlos A. Madrazo- proponía “acabar con la incertidumbre y retomar la transición; se requiere… un nuevo pacto que incluya a todas las fuerzas políticas locales”. Ese pacto nunca llegaría. AMLO declaraba al diario El Financiero, el 4 mayo de 1994, que con cualquier priista “excepto con Roberto Madrazo” estaría dispuesto a formar un pacto de civilidad.
Vino la elección y los resultados favorecieron al candidato priista que como gobernador en funciones no pudo entrar a Palacio de Gobierno, hasta la tarde del jueves 19 de enero de 1995, cuando grupos porriles abrieron a fuerza de golpes las murallas humanas de perredistas apostados en las diversas entradas de Plaza de Armas. Previamente el Frente Cívico de Tabasco, encabezado por los empresarios Manuel Ordoñez Galán, Alberto Banuet y Jorge Macías, paralizó el estado, sublevándose contra el gobierno de Ernesto Zedillo, a quien en voz de Pedro Jiménez León amenazaron con “separarse del pacto federal”.
La sublevación priista-empresarial echó abajo los acuerdos políticos de Zedillo con los partidos políticos nacionales, en donde el caso Tabasco era prioridad. ¿A quién benefició la insurrección priísta contra los dictados del poder central? Es difícil saberlo. De acuerdo con las distintas versiones, Madrazo tuvo bajo su brazo la renuncia al cargo, pues a cambio se le prometió ser nombrado como Secretario de Educación Pública, lo cual no llegó a concretarse ante la rebelión.
Sobre el período madracista, diez años después de la revuelta del 19 de enero, Manuel Ordoñez Galán sentenció, “Yo considero que Roberto actuó con base en su proyecto, pero no en base al nuestro. Y creo que es válido, pero también lo es poder decir que no se nos cumplió como tabasqueños” (Suplemento Fuera Máscaras. Abril 2005. Tabasco Hoy). De aquellos defensores de Madrazo, una gran mayoría se alejaron, Nicolás Haddad López, Pedro Jiménez León, Gustavo Rosario Torres, Arturo Núñez Jiménez, entre otros. Por eso, resultó extraño escuchar al Madrazo que aspiró a la Presidencia en 2006: “mi padre me enseñó que nadie que ame a México, busca su división”.
En 1995 con la consolidación de Madrazo como gobernador, López Obrador lanzó su plan de resistencia civil pacífica que terminarían por un lado por impulsar su prestigio nacional como líder opositor y por otro a dibujar un esquema que resultaría primordial años más tarde, un gabinete a la sombra, fungir como un “gobernador legítimo” que sí funcionó por tres años antes de irse a los escenarios electorales, desde cuatro alcaldías perredistas impulsó la creación de una universidad pública municipal, de desayunadores escolares y un plan de austeridad que les dio para cumplir con los compromisos electorales, acrecentando su base social.
Tabasco seguía siendo el vértice del Estado Nacional. “Un año antes de que el Constituyente de Querétaro devolviera a los municipios la personalidad jurídica que había sido conculcada por los jefes políticos del porfiriato, el gobernador Francisco J. Múgica convocó a elecciones municipales. Veintiocho años antes que en el resto del país, Garrido reconoció el derecho de voto de la mujer y en los años treintas el presidente Cárdenas calificó a Tabasco como el laboratorio de la Revolución Mexicana” (Una democracia de carne y hueso. González Pedrero).