Todos los habitantes de Tabasco, por el hecho de que desde nuestros primeros años de vida hemos visto y disfrutado del producto de las diversas plantas que crecen a nuestro alrededor, pensamos que éstas siempre han existido en nuestra ubérrima tierra, que son nativas de estos lares, pero en realidad no es así, puesto que se cuentan por decenas los árboles frutales y plantas de ornato venidos de muy lejos muchos años ha.
El desconocimiento de la verdadera flora originaria de este "joven terrón cuaternario" como le llamó nuestro admirado poeta Carlos Pellicer a su agua, más que su tierra natal, ha hecho desbarrar lastimeramente a más de un paisano en sus actividades artísticas, como por ejemplo, un aficionado a la historia que escribió hace mucho tiempo que Juan de Grijalva quedó admirado ante la multicolor floración de la selva tabasqueña, con árboles convertidos en gigantescas flores, enumerando seguidamente al macuilís, al guayacán y al flamboyán.
De haber visto Grijalva tales árboles florecidos en 1518, ciertamente se hubiese impresionado terriblemente, puesto que nada tenía que hacer el flamboyán en nuestro suelo, habida cuenta de que sería traído casi tres siglos después de Asia o Madagascar, de donde aseguran quienes de estos asuntos saben, que es originario.
Otro caso por el estilo fue el de un pintor, quien al plasmar la selva tabasqueña en uno de sus lienzos, no sólo incluyó un hermoso flamboyán, sino también unas plantas de blancas mariposas, que como bien saben los entendidos en estos menesteres, son procedentes del Himalaya, o sea, también de Asia.
Otras plantas de ornato que hemos adoptado como muy tabasqueñas, al igual que la "blanca mariposa", cuyas flores dieron pie a los versos que musicalizados por el genio de Cecilio Cupido Rosaldo, devinieron en la bella canción considerada como himno de la chocada, es el mal llamado tulipán, flor de un arbusto conocido como rosa de China, por ser originario de este país asiático; se considera tan nuestro el famosísimo tulipán -hibiscus rosa sinensis, es su nombre científico-, que fue escogido como la flor que debe llevar la tabasqueña a la cabeza como accesorio, tanto del auténtico, como del inventado traje regional.
Una más, es la planta en la que florece el famoso y perfumado "narciso", que no es más que la adelfa, llamada también "laurel rosa", planta nativa de las regiones húmedas de Oriente, norte de África y la Europa mediterránea, aclimatada en América desde hace decenas de años.
Para no cansarles con la enumeración de plantas de ornato exóticas pero ya adoptadas por nosotros desde tiempo inmemorial, queremos resaltar el caso de las rosas, de las que entre nosotros se conocen algunas de sus múltiples variedades. Seguidamente mencionaremos, con los nombres que se les ha dado en Tabasco, a las más populares de las aclimatadas en esta tierra: "reina de los jardines", "luto de Juárez", "canaria", "María Elena", "trepadora", "recuerdo", "centenario", "polmerón", "mosqueta", "reina Victoria", "rosa concha", "Isabelita", "preciosa" y "bouquet de novia". De las anteriores rosas, la "rosa concha", es la denominada en Europa como "rosa de Alejandría", muy perfumada, cuyos pétalos dan olor y sabor al delicioso y delicado dulce tabasqueño llamado "panal de rosa"; la "canaria", de color amarillo, es la "rosa té"; únicamente la mosqueta se denomina igual a como se le conoce en todas partes.
Y en lo referente a los frutales que provenientes de otras latitudes han enriquecido la flora americana en general y la tabasqueña en particular, podemos enumerar a los siguientes: mango, naranjo, árbol del pan, platanero, tamarindo, ¿Cuántas clases de mangos se cosechan o se conocen en Tabasco? Nosotros conocemos y hemos degustado los siguientes: criollo, manila, pájaro, plátano, rosa, manga de azúcar, caramelito, jobo y monglova o Monclova, si mal no recordamos. De los anteriores, el criollo es el favorito para comer sazón con sal y chilito; el manila es delicioso, la manga es casi blanca y dulcísima y el olor y sabor del jobo lo hacen incomible para nosotros. Pero lo bueno es que el mango en todas sus variedades, no es originario de América, sino de la India, es decir, de Asia también.
Sobre lo antes expuesto en relación con el mango, recordamos haber leído por ahí, que al gran poeta colombiano Álvaro Mutis, su buen amigo, el estupendo novelista Gabriel García Márquez le dio a leer el original de "El general en su laberinto", en la que se topó con un pasaje en el que aparecía el libertador Simón Bolívar comiéndose un mango. De inmediato, Mutis le recomendó a su amigo que corrigiera aquello, pues en la época a que se refería la novela, aún no se conocían los mangos en América. Gabo le agradeció la observación y le cambió el mango al libertador, por una guayaba, fruta nativa de nuestro continente.
El agridulce tamarindo, al igual que el flamboyán, se dice que proviene de Madagascar o del Asia. El árbol del pan, "pan de sopa" entre nosotros, vino a estas tierras desde los mares del sur, y por ende, la castaña que se presume es una variedad de dicha planta. El naranjo llegó a Tabasco con los conquistadores españoles; es fama, que un soldado de Cortés sembró las primeras semillas en la Chontalpa, cuando la expedición de don Hernando a Las Hibueras. Luego llegaron los demás cítricos: limón, lima, mandarina y toronja, esta última es llamada entre nosotros naranja grey o simplemente grey.
El famoso guineo roatán, el banano gringo, llamado en casi toda la república mexicana "plátano Tabasco" -principal producto de exportación de nuestro estado por muchos años-, no es originario de nuestra tierra, ni de Guinea, ni de la isla de Roatán en Honduras, de donde llegaron a nuestra entidad las primeras cepas de dicha gramínea, puesto que también es nativo de Asia, según aseguran muchos entendidos. De los plátanos que se comen como fruta, es decir, crudos, entre nosotros, además del guineo roatán, se conocen y cultivan, los guineos "manzano", "ciento en boca" o dátil, y el morado. De los que se consumen cocidos, horneados o fritos, como en una entrega anterior indicamos, hay dos clases, el dominico y el bellaco o hartón.
En el siglo XIX fue famosísima en la vieja San Juan Bautista, la Quinta Dueñas, propiedad de José Julián Dueñas, quien al igual que su hermano Victorio Victorino Dueñas, gobernara Tabasco. En el jardín y en la huerta de dicha quinta, ubicada en los terrenos que se localizan en la esquina de las actuales avenida Méndez y calle Castillo -que devino en cantina y prostíbulo, igual que la bella Casa Colorada, quinta del Lic. Manuel Sánchez Mármol, localizada donde ahora se encuentra la escuela de la colonia Atasta, a un costado de la iglesia de San Sebastián-, se lograron aclimatar en aquella época, diversas plantas originarias de distintas partes del globo, como el canelero, procedente de Ceylán. También adornaban el precioso jardín, bellos animales exóticos como pavos reales, faisanes y gallinas de Guinea, sin faltar muchas especies nativas domesticables.
Prueba de todo lo asentado líneas arriba, es el hecho de que en últimas fechas, se han logrado aclimatar en Tabasco varias plantas frutales originarias, tanto del cono sur de América, como el maracuyá y parece que la carambola; como de Asia, de donde proviene el rambután, amén de otras plantas de diversa índole procedentes de varios lugares, como los ficus y el noni; el primero, es un peligro para el drenaje citadino y el segundo se asegura que es medicinal. No sabemos cuántas plantas más, en un futuro lejano se aclimaten en Tabasco, para bien o para mal.