sábado, 24 de octubre de 2009

Encuentros cercanos de la clase divina (parte 2)

en algun lugar del ciberespacio... Desde un smartphone Nokia E71¤

El célebre prolífico escritor español César Vidal Manzanares, en su libro testimonial "Recuerdos de un testigo de Jehová" (que leí en el año 1994 aproximadamente) bosqueja algunas de las razones que hacen atractiva las doctrinas de la organización multinacional WatchTower con sede en Nueva York.

A través de una serie de postulados sencillos los TJ ofrecen las "claves" de los misterios acerca de lo que otros vagamente conocemos como Dios. En primer lugar, Dios tiene un nombre personalísimo y ellos te lo dan a conocer. Los TJ saben el futuro por medio de una exhaustiva pero complicada conglomeración de textos bíblicos, que revelan que el fin del mundo está cerca. Llegan a tu puerta, como una especie de periódico a domicilio para recordarte que a este mundo "se lo está llevando el diablo", ¿qué no? basta ver las guerras, crisis económicos, degradación moral, asesinatos, etc etc

Ante tal panorama sólo hay un modo de escapar: unirse a ellos. Se cumple así una de las funciones sociopsicológicas de la religión descritas por Freud:


Hasta el punto en que la sociedad está desamparada respecto de la naturaleza, el miembro individual de la sociedad debe, como adulto, repetir la situación psíquica de la infancia. Toma parte de sus amores y temores infantiles y parte de su hostilidad, que tenía puestos en el padre o la madre, y los transfiere a una figura imaginaria, a Dios.


Sin embargo, ese no fue mi caso, ni yo ni mis hermanos nos "enganchamos" con la sociedad WatchTower, éramos demasiado tolerantes, un tanto humanistas, los escuchábamos de buena manera, hasta que intereses superiores nos alejaron de esa posibilidad de ser miembros del Reino de Jehová. ¿Cuáles eran esos intereses? Jugar fútbol, salir a pasear con los amigos, el flirteo con las chicas, y sí (mmk mmk) probar algunas veces lo que se siente fumar un cigarrillo. En fin, aprender a ser humanos.

Mi próximo encuentro cercano de la clase divina llegaría a mitad de la preparatoria. En una especie de viaje de retorno a mi tradición católica, que resultó efímera. De un sólo día.